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miércoles, 10 de octubre de 2012

3 - Jesús no nació de una virgen

El Evangelio de San Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento, empieza con un enigma. Después de ofrecer una genealogía de Jesús, que se base siempre en el principio ‘padre engendró hijo’, pero que termina con: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”, dice: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

San Mateo nos empuja a contar esas generaciones. La manera tradicional de dividir esas generaciones es la siguiente:                       

1          Abraham       David             Jeconías         *                                
2          Isaac              Salomón         Salatiel
3          Jacob             Roboam          Zorobabel
4          Judá               Abiá                Abiud
5          Fares             Asaf                 Eliakim
6          Esrom            Josafat            Azor
7          Aram              Joram              Sadoq
8          Amindab         Ozías              Aquim
9          Naassón         Joatam            Eliud
10       Salomón          Acaz                Eleazar
11        Booz               Ezequías         Mattán
12        Obed               Manasés         Jacob
13        Jesé                 Amón              José
14        David               Josías*           Jesús

Llama la atención al separar las generaciones de esta forma, que mientras en la segunda columna calculamos otra vez la generación de David, no hacemos lo mismo en la tercera columna con la generación de Josías. Si para calcular las generaciones entre Abraham y David hemos tenido que incluir tanto la primera como la última, ¿no deberíamos hacer lo mismo al contar las generaciones entre David y la deportación a Babilonia, y entre la deportación a Babilonia y Jesucristo? Seguir esta lógica nos da otra división de esas genealogías:

1          Abraham       David             Josías                        
2          Isaac              Salomón         Jeconías
3          Jacob             Roboam          Salatiel
4          Judá               Abiá                 Zorobabel
5          Fares              Asaf                 Abiud
6          Esrom             Josafat            Eliakim
7          Aram               Joram             Azor
8          Amindab         Ozías              Sadoq
9          Naassón         Joatam            Aquim
10        Salmón           Acaz                Eliud
11        Booz               Ezequías         Eleazar
12        Obed               Manasés         Mattán
13        Jesé                 Amón              Jacob
14        David               Josías            José y Jesús

Vemos ahora que, según esta nueva división, ya hay 14 generaciones entre la deportación a Babilonia y José, el esposo de María. Hay asimismo 14 generaciones entre la deportación a Babilonia y Jesús. Esto significa que José y Jesús pertenecen a la misma generación. ¿Cómo fue posible? Lo sería en el caso de que Jacob, el padre de José, tuviera primero a José de su mujer, y luego, cuando José se hizo adulto, a Jesús de la mujer de José. Eso explicaría por qué esta genealogía se basa en el principio ‘padre engendró a hijo’, pero al final dice: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.”

Como esta hipótesis contradice el dogma de la concepción virginal de Jesús debemos investigar enseguida si lo que hemos descubierto es realmente lo que el Evangelio de San Mateo quiere transmitirnos o si es, al contrario, solo una interpretación equivocada.


Aspectos en contra de esta nueva hipótesis:

1) Contradice el dogma más importante del cristianismo.
2) No está claro cómo debemos dividir esas generaciones

Aspectos a favor de esta nueva hipótesis:

1) Desde esta interpretación Jesús es un descendiente de David y de Abraham.
2) Pone de manifiesto el porqué del enigma en las genealogías de San Mateo.
3) San Mateo menciona a cuatro mujeres y todas son adúlteras.
4) Explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen distintas genealogías para Jesús.
5) Según San Lucas dos antepasados de Jesús tuvieron relaciones con su nuera.
6) Después de lo descubierto en el Génesis, este secreto no sorprende en absoluto.


El dogma más importante del cristianismo

El primer argumento para descartar esta nueva hipótesis es que un Jesucristo nacido de una relación entre María y su suegro contradice el dogma más importante del cristianismo. Los cristianos se han acostumbrado durante tantos siglos a la idea de que Jesús nació de una virgen que la sugerencia de que no fuera así, sino que fuera del fruto de una relación entre María y su suegro, les parece fantasiosa y herética. Pero mientras que nacer de una virgen es científicamente imposible, nacer de una relación entre suegro y nuera sí es posible. Y mientras que no hay casos comprobados históricamente de una virgen que diera luz a una criatura, sí los hay de mujeres que dieron a luz a un hijo nacido de una relación con su suegro.

No debemos descartar el nacimiento de un niño de una mujer virgen por el simple hecho de que no haya habido casos que comprueben que esto haya ocurrido en el pasado. Pero es obviamente más realista suponer que San Mateo intenta informarnos de que María tuvo a Jesús de su suegro en vez de creer que lo que sugiere es que lo tuvo siendo virgen.

Los cristianos suelen ignoran que sólo dos evangelistas –San Mateo y San Lucas– se refieren a un nacimiento misterioso. Si Jesús nació realmente de una virgen, ¿por qué no mencionan san Marcos y san Juan tal milagro? ¿Y por qué tampoco lo hace San Pablo cuyos escritos casi forman la mitad del Nuevo Testamento? ¿No contradice San Pablo la idea de que Jesús nació de una virgen al afirmar: “nacido del linaje de David según la carne” (Rm1:3)?

Los dos evangelistas que sí se refieren a un nacimiento misterioso son también los que ofrecen genealogías de Jesús. Éstas son sumamente enigmáticas. Por un lado, porque hasta ahora nadie ha explicado de una forma satisfactoria por qué San Mateo termina su genealogía diciendo: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo” para luego añadir: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.” Y, por otro, porque tampoco nadie ha explicado de una forma satisfactoria por qué las genealogías de Jesucristo en San Mateo y San Lucas no coinciden.

Los que defienden el nacimiento virginal de Jesús pueden objetar que, en el caso de que Jesucristo naciera de una relación entre María y su suegro, es inexplicable que San Mateo no lo dijera abiertamente. Pero tampoco menciona abiertamente que Jesús naciese de una virgen. Sólo se refiere a una profecía sobre una virgen que, según él, se ha cumplido en Jesús.

San Mateo se refiere a un versículo en Isaías, uno de los libros del Antiguo Testamento, y resulta que el texto original en hebreo no menciona ninguna virgen, sino una mujer joven (Is 7:14). Además, mientras que en el caso de que Jesús hubiese nacido de una virgen no habría razones para no decirlo, en el supuesto de que se hubiese producido de una relación entre María y su suegro, sí que habría buenas razones para ocultarlo. Una de ellas es que en aquellos tiempos se lapidaba a muerte a los que tuvieran relaciones extramaritales y otra es que San Mateo hacía proselitismo para la nueva religión de Jesús, y ni los judíos ni los paganos hubieran hecho mucho caso a un líder religioso que fuera un bastardo.


Cómo dividir esas generaciones

La segunda razón en contra de esta nueva hipótesis es que no está nada claro la forma en la que debemos contar esas catorce generaciones que, según San Mateo, hay entre Abraham y David, entre David y la deportación a Babilonia, y entre la deportación a Babilonia y Jesucristo. Esto es cierto, pero podemos intentar aclararlo.

Además de animarnos a contar esas generaciones, San Mateo parece insinuar que cada catorce generaciones este linaje especial, siempre de padre a hijo, produce a alguien muy importante. Al empezar su genealogía de Jesucristo a partir de Abraham, nos anima también a averiguar quién está separado catorce generaciones con Abraham regresando en el tiempo.

Como la genealogía de Jesús en San Mateo está basada en el principio ‘padre engendró a hijo’, podemos completar su lista con la información que encontramos en el Génesis, ya que allí aparecen genealogías que se basan en la misma idea: unas que van desde Adán hasta Noé (Gn5:3-32) y otras desde Noé hasta Abraham (Gn11:10-26).

1          Henoc             Abraham       David             Josías                        
2          Matusalén       Isaac               Salomón         Jeconías
3          Lámek             Jacob              Roboam          Salatiel
4          Noé                  Judá                Abiá                Zorobabel
5          Sem                 Fares              Asaf                Abiud
6          Arpaksad         Esrom             Josafat            Eliakim
7          Sélaj                 Aram              Joram              Azor
8          Héber              Amindab         Ozías               Sadoq
9          Péleg               Naassón        Joatam              Aquim
10        Reú                  Salmón          Acaz                  Eliud
11        Serug               Booz              Ezequías           Eleazar
12        Najor                Obed              Manasés           Mattán
13        Téraj                 Jesé               Amón               Jacob
14        Abraham          David             Josías             José y Jesús
Regresando en el tiempo, la persona que está separada catorce generaciones con Abraham es Henoc, que también es un personaje significativo. El Génesis dice: “Henoc anduvo con Dios; vivió, después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. El total de los días de Henoc fue de trescientos sesenta y cinco años. Henoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó”.

Henoc, Abraham, David, Josías y Jesucristo son todos personajes relevantes: Henoc anduvo con Dios y Dios se lo llevó cuando tenía trescientos sesenta y cinco años; Dios ofreció a Abraham una alianza; David fundó un reino fuerte y Dios dijo que el Mesías sería un descendiente suyo; Josías impuso una reforma importante y Jesucristo hizo algo similar.

Si para contar las catorce generaciones entre Henoc y Abraham hemos incluido tanto la primera como la última, al igual que lo hemos hecho para calcular las generaciones entre Abraham y David, parece obvio que tenemos que hacer lo mismo para contar las generaciones entre David y la deportación a Babilonia para averiguar a qué generación se refiere esa época.

Aunque en el Antiguo Testamento leemos que la deportación a Babilonia no ocurrió durante la vida de Josías, San Mateo dice: “Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cuando la deportación a Babilonia.” Asocia así claramente a Josías con la deportación a Babilonia. Debemos tomar en cuenta de que San Mateo se refiere a una deportación a Babilonia y no necesariamente a la gran deportación que ocurrió más tarde.


Jesús: un descendiente de David

San Mateo remonta su genealogía de Jesús hasta David para demostrar que él era el Mesías. Esto era necesario porque los judíos esperaban del Mesías que fuera un descendiente del rey David (2SM7:9-17). Pero si este linaje termina con José, y el hijo de su mujer nació de un ángel, Jesús no tiene nada que ver con estos personajes ilustres. Remontar el linaje masculino de Jesús hasta el rey David sólo tiene sentido mientras Jesús forme parte de él, y esto ocurre en el caso de que Jesús fuera un hijo de Jacob.

Algunos estudiosos suponen que originalmente el Evangelio de San Mateo dijo: “Jacob engendró a José, José engendró a Jesús” y que luego lo cambiaron en: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús” cuando el cristianismo adoptó la idea de la concepción virginal de Jesús. Pero la importancia que San Mateo da a las 14 generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Jesucristo, demuestra que no ocurrió así porque, de ser así, tendríamos 15 generaciones.

Se supone que la razón principal para incluir la genealogía de Jesús en su Evangelio, era poner de manifiesto que Jesús era un descendiente del rey David. Pero si ésta era la única razón para incluir esta genealogía, ¿por qué empieza con Abraham? Parece obvio que lo hace para crear su enigma. En el caso de empezar por David, para después señalar que hay 14 generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia y 14 generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Jesucristo, no deberíamos preguntarnos cómo dividir esas genealogías ya que no habría razones para cuestionar la división tradicional: David-Josías y Jeconías-Jesús.


El por qué del enigma en las genealogías de San Mateo

San Mateo tiene que haber tenido una razón para remarcar al final de su genealogía: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David: 14; desde David hasta la deportación a Babilonia: 14; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo: 14.” ¿Qué aporta esta información? Es obvio que nos anima a contar esas generaciones y así a averiguar qué generación marca la deportación a Babilonia y también a buscar qué antepasado esta separado de Abraham catorce generaciones regresando en el tiempo. Mientras que en el supuesto de que la división de las autoridades religiosas sea la correcta esta información resultaría totalmente superflua, porque entonces nos anima a contar estas generaciones para nada, sí tiene sentido en el caso de haber sido concebido de una relación extramarital entre María y su suegro, porque entonces encierra un enigma.


Cuatro mujeres, y todas adúlteras

En su genealogía de Jesucristo San Mateo menciona a cuatro mujeres: Tamar, Rajab, Rut y la mujer que había sido esposa de Urías. Resulta que todas tuvieron relaciones extramaritales: Rajab era una prostituta (Jos2:1); Rut se acostó con Booz en secreto (Rt3:4) y Betsabé se acostó con David estando casada con Urías (2S11:2-5). Pero la mujer que más nos interesa aquí es Tamar porque tuvo de su suegro Judá a Fares y a Zara (Gn38). Mientras que la mención a estas mujeres no cuadra con el dogma de un Jesús nacido de una virgen, sí encaja con nuestra hipótesis de una relación extramarital entre María y su suegro.

Dos genealogías distintas para Jesucristo

La hipótesis de que Jesús nació de una relación extramarital explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen dos genealogías distintas para Jesucristo. Se diferencian por la simple razón que las relaciones extramaritales hacen que unos linajes son verdaderos y otros supuestos. El marido de la madre de una criatura no es siempre el padre. Mientras que San Mateo ofrece la verdadera, por basarse en el principio ‘padre engendró a hijo’, la de San Lucas ofrece la supuesta porque empieza con: “era según se creía hijo de”.

Cuando San Lucas señala que Jesús era, según se creía, hijo de José, hijo de Helí, hijo de Mattat, etc. no sólo nos informa que la gente creía que Jesús era el hijo de José sino también que creía que José era el hijo de Helí y éste el hijo de Mattat, etc. Esto explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen dos padres distintos para José. El hecho de que, según San Mateo, Jacob engendró a José y, según San Lucas, se creía que José era hijo de Helí, nos informa que mientras Jacob era el padre biológico de José; Helí era el marido de la mujer que dió a luz a José.

Comparando ambas listas (véase el recuadro) vemos cómo, en varias ocasiones, la genealogía real en San Mateo y la supuesta en San Lucas se separan para luego volver a coincidir. ¿Cómo se explica? Pues porque un eslabón incorrecto en un árbol genealógico (cuando el marido de una mujer no es el padre biológico de su hijo) hace que a partir de entonces se siga el linaje equivocado. Regresando este linaje equivocado varias generaciones en el tiempo puede, sin embargo, volver a coincidir con el linaje real, ya que un hombre puede tener diferentes hijos. Aunque San Lucas ofrece después de José el linaje de Helí, el marido de su madre, en vez del linaje de Jacob, su padre biológico, este linaje equivocado vuelve a unirse con el linaje correcto de José gracias a que Natán (antepasado de Helí) y Salomón (antepasado de Jacob) eran ambos hijos de David.


Según San Lucas dos antepasados de Jesús tuvieron relaciones con su nuera.

Cuando comparamos la genealogía en San Lucas con las genealogías en el Génesis y en San Mateo descubrimos otros dos antepasados de Jesús que tuvieron una relación con su nuera, lo que significa que el caso de Jacob y María no debe sorprendernos tanto. Solo significa que es cierto que la historia se repite.

San Lucas ofrece una generación adicional entre Noé y Abraham. Mientras que San Mateo dice: “Arpaksad engendró a Sélaj…”; San Lucas explica: “hijo de Sala, hijo de Cainam, hijo de Arfaxad”. Como podemos suponer que San Lucas estaba familiarizado con las genealogías que aparecen en el Génesis, debemos preguntarnos qué quiere comunicar al incorporar una generación adicional entre Noé y Abraham.

Al empezar su genealogía con: “Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era, según se creía, hijo de José, hijo de Helí…”, San Lucas no sólo dice que se suponía que Jesús era hijo de José, sino también que José era hijo de Heli, etc. Mientras que el Génesis afirma que Arpaxad engendró a Sélaj, San Lucas dice que la gente creía que Sala era hijo de Cainam, y que creía que Cainam era hijo de Arfaxad. ¿Y a qué se puede deber esto, si no es al hecho de que Arpaksad (San Mateo y San Lucas escriben a menudo los mismos nombres de una forma diferente) tuvo primero a su hijo

Cainam, y luego, cuando este se hizo adulto, a Sélaj (o Sala) de su nuera, o sea, de la mujer de Cainam?

San Lucas no solo da una generación adicional entre Henoc y Abraham, sino también entre Abraham y David. Mientras que, según San Mateo, Esrom engendró a Aram, y Aram engendró a Admíndab, según San Lucas se creía que Aminadab era hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom. Parece obvio que Arní y Aram son dos versiones del mismo nombre, y que esto nos indica que, al igual que Arpaksad engendró a Sélaj de la mujer de su hijo, Aram engendró a Aminadab de la mujer de Admín. Vemos así que también San Lucas parece haber sabido quién era el verdadero padre de Jesús.

Las genealogías en los evangelios se parecen a las del Génesis

Los diferentes casos de relaciones extramaritales, de endogamia y de incesto que hemos descubierto al estudiar las genealogías en el Génesis hacen que no debe sorprendernos que San Mateo nos indique que Jesús nació de una relación entre María y su suegro. Las genealogías en el Génesis para Set y Caín tienen mucho en común con las genealogías para Jesús en los evangelios de San Mateo y San Lucas: la de Set y la que ofrece San Mateo para Jesús son verdaderas, por basarse siempre en el principio ‘padre engendró a hijo’, y la de Caín y la que ofrece San Lucas para Jesús supuestas, por no hacerlo, al empezar el primero con: “Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dió a luz a Henoc..” y el segundo con: “…y era, según e creía, hijo de José, hijo de Helí…”.

Conclusión

Después de analizar los argumentos en contra y a favor de esta nueva hipótesis sobre el verdadero padre de Jesús ya no hay duda de que efectivamente el Evangelio de San Mateo indica que María tuvo a Jesús de su suegro. Sin embargo, lo que dice este evangelio no tiene necesariamente por qué ser la verdad. Si bien es un libro sagrado, es al mismo tiempo un libro como todos los demás y, por tanto, lo que dice puede o no ser cierto. Lo que sí debe quedar claro es que no hay ningún motivo para suponer que lo que hemos encontrado no es lo que su autor intenta transmitirnos.

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