prueba

Conviene leer estos artículos en orden cronológico.

domingo, 5 de enero de 2014

10 - El nacimiento virginal de jesús: un descubrimiento

Hace muchos siglos un pasaje enigmático en San Mateo hizo que las autoridades cristianas supusieron que Jesús nació de una virgen. Hoy descubrimos que en realidad nos indica que María tuvo a Jesús de su suegro.



1 Jesús nunca dijo que él nació de una virgen
2 Ni San  Marcos ni San Lucas mencionan el nacimiento virginal de Jesús.
3 Tampoco San Pablo, cuyos libros constituyen la mitad del Nuevo Testamento, menciona el nacimiento virginal de Jesús. Él incluso lo contradice: "nacido del linaje de David, según la carne" (Rm1: 3)
4 San Mateo y San Lucas, los únicos evangelistas que se refieren a un misterio en su relato sobre el nacimiento de Jesús, ofrecen diferentes genealogías para Jesús.
5 San Mateo basa su genealogía para Jesús en el principio 'padre engendró a hijo’, pero termina con: "... Jacob engendró a José, el esposo de María, que dio a luz a Jesús." Llama la atención de que San Mateo no dice que José engendró a Jesús.
6 San Mateo menciona en su genealogía para Jesús a cuatro mujeres –Rahab, Rut, Betsheba y Tamar– y todas mantuvieron relaciones extramaritales. Tamar tuvo a Pérez de Judá, su suegro.
7 Al señalar que hay 14 generaciones desde Abraham hasta David, desde David hasta la deportación a Babilonia y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, San Mateo nos anima a investigar qué generación marca la deportación a Babilonia.
8 Según las genealogías en el Génesis que van desde Adán hasta Abraham, y que se basan igualmente en el principio 'padre engendró a hijo, hay 14 generaciones de Henoc a Abraham. Henoc, Abraham, David, Josías y Jesús son todas figuras relevantes: Henoc caminó con Dios y Dios se lo llevó con él cuando tenía 365 años de edad, Dios ofreció a Abraham una alianza, David fundó un reino y Dios dijo que el Mesías sería un descendiente de él; Josías impuso una importante reforma religiosa, y Jesús hizo algo similar.
9 Ya que Josías marca la deportación a Babilonia y ya hay 14 generaciones entre él y José, el hecho de que San Mateo indica de que haya 14 generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Jesús, significa que José y Jesús pertenecen a la misma generación.
10 El hecho de que José y Jesús fueron hermanos significa de que San Mateo indica que Jacob tuvo primero a José (de una pareja) y que más tarde, cuando José llegó a la edad adulta, tuvo a Jesús de la esposa de José (su nuera).


Un creyente acepta que Jesús nació de una virgen, porque asume que todo lo que dice la Biblia es la verdad. Un escéptico y un buscador de la verdad (en inglés: ‘seeker’) no aceptan el nacimiento virginal, porque contradice las leyes de la biología. Pero mientras que el escéptico simplemente rechaza esta idea, el buscador investiga su origen.

jueves, 3 de enero de 2013

9 - La Biblia contradice la concepción virginal de Jesús

1: Una reacción racional al dogma de la concepción virginal

Los cristianos (2.200 millones) y los musulmanes (1.600.000) consideran que Jesús nació de una virgen. Los escépticos rechazan esta idea porque contradice la ciencia, y, por esta razón, consideran que los cristianos y los musulmanes, que juntos forman casi la mitad de la población mundial, son unos ignorantes. Zanjar la cuestión de la concepción virginal de Jesús de esta forma hace sentirse bien a los escépticos, porque les permite creerse superiores. Sin embargo, deberían preguntarse si es una buena idea dejar que tanta gente continúe creyendo en algo que se supone una falsedad y también si considerar que los creyentes son unos ignorantes no supone crear una enemistad entre ambos, algo que con el tiempo puede crear problemas tanto a unos como a otros.


¿Cómo pueden los creyentes aceptar una idea que la ciencia ha demostrado que es falsa? Los creyentes responden: “Es una cuestión de fe”. Esta respuesta, que es básicamente lo mismo que decir ‘lo creemos porque lo creemos’, no admite réplica, pero no explica nada y se parece mucho a la respuesta ‘las cosas son así porque son así’ que los adultos suelen dar a sus hijos pequeños cuando, hartos de sus continuas preguntas, no encuentran las respuestas adecuadas.

Los creyentes dicen tener fe, pero no es en el dogma de la concepción virginal de Jesús u otras ideas parecidas en las que tienen fe, sino en las autoridades religiosas que defienden esas ideas. Por lo tanto, cuando intentamos convencer a los creyentes de que ciertas ideas de su religión van contra la ciencia no debemos dirigirnos a ellos, sino a esas autoridades religiosas. El problema es que al hablar sobre la concepción virginal de Jesús estas personas también suelen responder: “Es una cuestión de fe”. Esto significa que lo único que podemos hacer para que los creyentes cambien de opinión sobre el dogma de la concepción virginal de Jesús es investigar su origen.

Un estudio del cristianismo primitivo nos enseña que los primeros cristianos no creían en esta idea. ¿De dónde viene entonces? ¿Qué hizo pensar a las autoridades religiosas, tantos decenios después de la muerte de Jesús, que había nacido de una virgen?


Cuando consultamos el Nuevo Testamento vemos que de Jesús nunca se dijo que nació de una virgen y que sólo dos de los cuatro evangelios mencionan algo misterioso en relación a su nacimiento.  Si Jesús nació realmente de un milagro, ¿por qué no lo mencionan los otros dos? ¿Y por qué tampoco lo hace San Pablo, que escribió 13 de los 27 libros que forman parte del Nuevo Testamento? Al buscar respuestas a estas preguntas nos daremos cuenta de que lo lógico es suponer que el dogma de la concepción virginal de Jesús tiene que ver con esos dos evangelios que sí que relacionan el nacimiento de Jesús con un  misterio. Esos evangelios son también los únicos que ofrecen genealogías para Jesús. Como estas listas no coinciden ni en todos los nombres ni en la cantidad de generaciones, añaden aún más misterio al nacimiento de Jesús.


Tanto misterio puede sorprender a todos aquellos que consideran que un libro sagrado dice toda la verdad, pero no a los que saben que originalmente llamar un libro ‘sagrado’ significaba reconocer que contenía secretos. La existencia de estos misterios en la Biblia, solo confirma que efectivamente es un libro sagrado.

2: Jesús no nació un 25 de diciembre


La mayoría de los académicos que estudian la Biblia admiten que Jesús no nació un 25 de diciembre.

En los dos primeros siglos del cristianismo no se celebraba la Navidad. Los cristianos solo empezaron a interesarse por el día en que Jesús nació cuando decidieron organizar el año basándose en la vida de Jesús. Los manuscritos antiguos señalan que al final del siglo segundo hubo testimonios de disputas sobre diferentes fechas para el nacimiento de Jesús –el 6 o 10 de enero, el 19 o 20 de Abril, el 20 de Mayo y el 18 de Noviembre– y que poco después el teólogo Origen de Alexandría dijo que solo los pecadores celebraban los fechas de nacimiento de sus reyes, y que los cristianos celebraron las fechas de muerte de sus mártires, ya que eran los días que entraron en el cielo. Esto indica que los primeros cristianos no celebraban la fecha de nacimiento de Jesús y que tampoco sabían exactamente cuando había nacido.

Se supone que la fecha del 25 de diciembre fue impuesta por el emperador romano Constantino, que estaba interesado en conseguir una sola religión para todos sus súbditos. En aquella época existía otra religión monoteísta, el mitraísmo, también llamada Sol Invictus, que daba mucha importancia al ciclo del sol y celebraba el solsticio de invierno: el día más corto del año cuando el sol parece renacer. Por razones pragmáticas, las autoridades cristianas aceptaron celebrar en esta fecha –un 25 de Diciembre según el calendario Juliano de entonces– el nacimiento de Jesucristo.

El cristianismo adoptó aún otras características de esta otra religión monoteísta. Sol Invictus logró además que los cristianos dejasen de celebrar su día de descanso semanal el sábado, como tradicionalmente lo habían hecho, para celebrarlo el domingo, el día que, en varios idiomas, está dedicado al sol. La palabra inglesa Sunday, por ejemplo, significa día del sol.

Las autoridades cristianos luego explicaron estas decisiones de otra manera. Sobre el nacimiento de Jesús dijeron que antes del año 221 Sextus Julios Africanus dió la fecha del 25 de marzo tanto para la anunciación como para la pasión de Jesús, lo que con una gestación de 9 meses apunta a un 25 de diciembre como su fecha de nacimiento. Y sobre la celebración de la misa semanal señalaron que Jesús resucitó un domingo.

¿Cuándo nació Jesús realmente? Para averiguarlo algunos estudian los evangelios. Al analizar toda esa información –el hecho que los pastores que adoraron a Jesús habían dormido al raso señala que no era invierno / el invierno tampoco es la mejor época para organizar un censo– ofrecen luego una fecha determinada. Sin embargo, toda esa información no es necesariamente correcta. Como muchas de los detalles relacionados con el nacimiento de Jesús vienen de religiones anteriores al cristianismo, los autores de estos evangelios pueden haberlas añadido con el próposito de convencer a los paganos que Jesús era el ‘salvador de la tierra’ que ellos esperaron.

¿No sabemos entonces el día en que nació Jesús? Hay una buena razón para suponer que nació el primero de enero. ¿Por qué? Porque cuando reflexionamos sobre el calendario cristiano vemos que lo lógico es empezarlo tanto el año como el día en que nació.

De una sociedad que da tanta importancia al solsticio de invierno uno puede esperar que empiece el año ese día, porque de esa forma consiguen un calendario en el que los tres primeros meses se refieren al invierno, los tres siguientes a la primavera, los siguientes tres al verano y los tres últimos al otoño. El hecho de que celebramos el solsticio de invierno (la navidad), pero no empezamos el año ese día, parece indicar que, aunque las autoridades cristianas aceptaron celebrar el nacimiento de Jesús ese día, no querían perder de vista la fecha en que nació realmente: el día que empieza el año.   
        
Cuando ahora consultamos el santoral cristiano vemos que el primero de enero, el primer día del año, se festeja el nombre de Jesús, también Emmanuel o Manuel, lo que indica que efectivamente la iglesia asocia ese día con el nacimiento de Jesús.

3: Jesús no nació de una virgen


El Evangelio de San Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento, empieza con un enigma. Después de ofrecer una genealogía de Jesús, que se base siempre en el principio ‘padre engendró hijo’, pero que termina con: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”, dice: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
San Mateo nos empuja a contar esas generaciones. La manera tradicional de dividir esas generaciones es la siguiente:  
                     
1          Abraham       David             Jeconías         *                                
2          Isaac              Salomón         Salatiel
3          Jacob             Roboam          Zorobabel
4          Judá               Abiá                Abiud
5          Fares             Asaf                 Eliakim
6          Esrom            Josafat            Azor
7          Aram              Joram              Sadoq
8          Amindab         Ozías              Aquim
9          Naassón         Joatam            Eliud
10       Salomón          Acaz                Eleazar
11        Booz               Ezequías         Mattán
12        Obed               Manasés         Jacob
13        Jesé                 Amón              José
14        David               Josías*           Jesús

Llama la atención al separar las generaciones de esta forma, que mientras en la segunda columna calculamos otra vez la generación de David, no hacemos lo mismo en la tercera columna con la generación de Josías. Si para calcular las generaciones entre Abraham y David hemos tenido que incluir tanto la primera como la última, ¿no deberíamos hacer lo mismo al contar las generaciones entre David y la deportación a Babilonia, y entre la deportación a Babilonia y Jesucristo? Seguir esta lógica nos da otra división de esas genealogías:

1          Abraham       David             Josías                        
2          Isaac              Salomón         Jeconías
3          Jacob             Roboam          Salatiel
4          Judá               Abiá                 Zorobabel
5          Fares              Asaf                 Abiud
6          Esrom             Josafat            Eliakim
7          Aram               Joram             Azor
8          Amindab         Ozías              Sadoq
9          Naassón         Joatam            Aquim
10        Salmón           Acaz                Eliud
11        Booz               Ezequías         Eleazar
12        Obed               Manasés         Mattán
13        Jesé                 Amón              Jacob
14        David               Josías            José y Jesús

Vemos ahora que, según esta nueva división, ya hay 14 generaciones entre la deportación a Babilonia y José, el esposo de María. Hay asimismo 14 generaciones entre la deportación a Babilonia y Jesús. Esto significa que José y Jesús pertenecen a la misma generación. ¿Cómo fue posible? Lo sería en el caso de que Jacob, el padre de José, tuviera primero a José de su mujer, y luego, cuando José se hizo adulto, a Jesús de la mujer de José. Eso explicaría por qué esta genealogía se basa en el principio ‘padre engendró a hijo’, pero al final dice: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.”

Como esta hipótesis contradice el dogma de la concepción virginal de Jesús debemos investigar enseguida si lo que hemos descubierto es realmente lo que el Evangelio de San Mateo quiere transmitirnos o si es, al contrario, solo una interpretación equivocada.

Aspectos en contra de esta nueva hipótesis:
1) Contradice el dogma más importante del cristianismo.
2) No está claro cómo debemos dividir esas generaciones

Aspectos a favor de esta nueva hipótesis:
1) Desde esta interpretación Jesús es un descendiente de David y de Abraham.
2) Pone de manifiesto el porqué del enigma en las genealogías de San Mateo.
3) San Mateo menciona a cuatro mujeres y todas son adúlteras.
4) Explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen distintas genealogías para Jesús.
5) Según San Lucas dos antepasados de Jesús tuvieron relaciones con su nuera.
6) Después de lo descubierto en el Génesis, este secreto no sorprende en absoluto.

El dogma más importante del cristianismo
El primer argumento para descartar esta nueva hipótesis es que un Jesucristo nacido de una relación entre María y su suegro contradice el dogma más importante del cristianismo. Los cristianos se han acostumbrado durante tantos siglos a la idea de que Jesús nació de una virgen que la sugerencia de que no fuera así, sino que fuera del fruto de una relación entre María y su suegro, les parece fantasiosa y herética. Pero mientras que nacer de una virgen es científicamente imposible, nacer de una relación entre suegro y nuera sí es posible. Y mientras que no hay casos comprobados históricamente de una virgen que diera luz a una criatura, sí los hay de mujeres que dieron a luz a un hijo nacido de una relación con su suegro.

No debemos descartar el nacimiento de un niño de una mujer virgen por el simple hecho de que no haya habido casos que comprueben que esto haya ocurrido en el pasado. Pero es obviamente más realista suponer que San Mateo intenta informarnos de que María tuvo a Jesús de su suegro en vez de creer que lo que sugiere es que lo tuvo siendo virgen.

Los cristianos suelen ignoran que sólo dos evangelistas –San Mateo y San Lucas– se refieren a un nacimiento misterioso. Si Jesús nació realmente de una virgen, ¿por qué no mencionan san Marcos y san Juan tal milagro? ¿Y por qué tampoco lo hace San Pablo cuyos escritos casi forman la mitad del Nuevo Testamento? ¿No contradice San Pablo la idea de que Jesús nació de una virgen al afirmar: “nacido del linaje de David según la carne” (Rm1:3)?

Los dos evangelistas que sí se refieren a un nacimiento misterioso son también los que ofrecen genealogías de Jesús. Éstas son sumamente enigmáticas. Por un lado, porque hasta ahora nadie ha explicado de una forma satisfactoria por qué San Mateo termina su genealogía diciendo: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo” para luego añadir: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.” Y, por otro, porque tampoco nadie ha explicado de una forma satisfactoria por qué las genealogías de Jesucristo en San Mateo y San Lucas no coinciden.

Los que defienden el nacimiento virginal de Jesús pueden objetar que, en el caso de que Jesucristo naciera de una relación entre María y su suegro, es inexplicable que San Mateo no lo dijera abiertamente. Pero tampoco menciona abiertamente que Jesús naciese de una virgen. Sólo se refiere a una profecía sobre una virgen que, según él, se ha cumplido en Jesús.

San Mateo se refiere a un versículo en Isaías, uno de los libros del Antiguo Testamento, y resulta que el texto original en hebreo no menciona ninguna virgen, sino una mujer joven (Is 7:14). Además, mientras que en el caso de que Jesús hubiese nacido de una virgen no habría razones para no decirlo, en el supuesto de que se hubiese producido de una relación entre María y su suegro, sí que habría buenas razones para ocultarlo. Una de ellas es que en aquellos tiempos se lapidaba a muerte a los que tuvieran relaciones extramaritales y otra es que San Mateo hacía proselitismo para la nueva religión de Jesús, y ni los judíos ni los paganos hubieran hecho mucho caso a un líder religioso que fuera un bastardo.

Cómo dividir esas generaciones
La segunda razón en contra de esta nueva hipótesis es que no está nada claro la forma en la que debemos contar esas catorce generaciones que, según San Mateo, hay entre Abraham y David, entre David y la deportación a Babilonia, y entre la deportación a Babilonia y Jesucristo. Esto es cierto, pero podemos intentar aclararlo.

Además de animarnos a contar esas generaciones, San Mateo parece insinuar que cada catorce generaciones este linaje especial, siempre de padre a hijo, produce a alguien muy importante. Al empezar su genealogía de Jesucristo a partir de Abraham, nos anima también a averiguar quién está separado catorce generaciones con Abraham regresando en el tiempo.

Como la genealogía de Jesús en San Mateo está basada en el principio ‘padre engendró a hijo’, podemos completar su lista con la información que encontramos en el Génesis, ya que allí aparecen genealogías que se basan en la misma idea: unas que van desde Adán hasta Noé (Gn5:3-32) y otras desde Noé hasta Abraham (Gn11:10-26).

1          Henoc             Abraham       David             Josías                        
2          Matusalén       Isaac               Salomón         Jeconías
3          Lámek             Jacob              Roboam          Salatiel
4          Noé                  Judá                Abiá                Zorobabel
5          Sem                 Fares              Asaf                Abiud
6          Arpaksad         Esrom             Josafat            Eliakim
7          Sélaj                 Aram              Joram              Azor
8          Héber              Amindab         Ozías               Sadoq
9          Péleg               Naassón        Joatam              Aquim
10        Reú                  Salmón          Acaz                  Eliud
11        Serug               Booz              Ezequías           Eleazar
12        Najor                Obed              Manasés           Mattán
13        Téraj                 Jesé               Amón               Jacob
14        Abraham          David             Josías           José y Jesús

Regresando en el tiempo, la persona que está separada catorce generaciones con Abraham es Henoc, que también es un personaje significativo. El Génesis dice: “Henoc anduvo con Dios; vivió, después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. El total de los días de Henoc fue de trescientos sesenta y cinco años. Henoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó”.

Henoc, Abraham, David, Josías y Jesucristo son todos personajes relevantes: Henoc anduvo con Dios y Dios se lo llevó cuando tenía trescientos sesenta y cinco años; Dios ofreció a Abraham una alianza; David fundó un reino fuerte y Dios dijo que el Mesías sería un descendiente suyo; Josías impuso una reforma importante y Jesucristo hizo algo similar.

Si para contar las catorce generaciones entre Henoc y Abraham hemos incluido tanto la primera como la última, al igual que lo hemos hecho para calcular las generaciones entre Abraham y David, parece obvio que tenemos que hacer lo mismo para contar las generaciones entre David y la deportación a Babilonia para averiguar a qué generación se refiere esa época.

Aunque en el Antiguo Testamento leemos que la deportación a Babilonia no ocurrió durante la vida de Josías, San Mateo dice: “Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cuando la deportación a Babilonia.” Asocia así claramente a Josías con la deportación a Babilonia. Debemos tomar en cuenta de que San Mateo se refiere a una deportación a Babilonia y no necesariamente a la gran deportación que ocurrió más tarde.

Jesús: un descendiente de David
San Mateo remonta su genealogía de Jesús hasta David para demostrar que él era el Mesías. Esto era necesario porque los judíos esperaban del Mesías que fuera un descendiente del rey David (2SM7:9-17). Pero si este linaje termina con José, y el hijo de su mujer nació de un ángel, Jesús no tiene nada que ver con estos personajes ilustres. Remontar el linaje masculino de Jesús hasta el rey David sólo tiene sentido mientras Jesús forme parte de él, y esto ocurre en el caso de que Jesús fuera un hijo de Jacob.

Algunos estudiosos suponen que originalmente el Evangelio de San Mateo dijo: “Jacob engendró a José, José engendró a Jesús” y que luego lo cambiaron en: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús” cuando el cristianismo adoptó la idea de la concepción virginal de Jesús. Pero la importancia que San Mateo da a las 14 generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Jesucristo, demuestra que no ocurrió así porque, de ser así, tendríamos 15 generaciones.

Se supone que la razón principal para incluir la genealogía de Jesús en su Evangelio, era poner de manifiesto que Jesús era un descendiente del rey David. Pero si ésta era la única razón para incluir esta genealogía, ¿por qué empieza con Abraham? Parece obvio que lo hace para crear su enigma. En el caso de empezar por David, para después señalar que hay 14 generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia y 14 generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Jesucristo, no deberíamos preguntarnos cómo dividir esas genealogías ya que no habría razones para cuestionar la división tradicional: David-Josías y Jeconías-Jesús.

El por qué del enigma en las genealogías de San Mateo
San Mateo tiene que haber tenido una razón para remarcar al final de su genealogía: “Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David: 14; desde David hasta la deportación a Babilonia: 14; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo: 14.” ¿Qué aporta esta información? Es obvio que nos anima a contar esas generaciones y así a averiguar qué generación marca la deportación a Babilonia y también a buscar qué antepasado esta separado de Abraham catorce generaciones regresando en el tiempo. Mientras que en el supuesto de que la división de las autoridades religiosas sea la correcta esta información resultaría totalmente superflua, porque entonces nos anima a contar estas generaciones para nada, sí tiene sentido en el caso de haber sido concebido de una relación extramarital entre María y su suegro, porque entonces encierra un enigma.

Cuatro mujeres, y todas adúlteras
En su genealogía de Jesucristo San Mateo menciona a cuatro mujeres: Tamar, Rajab, Rut y la mujer que había sido esposa de Urías. Resulta que todas tuvieron relaciones extramaritales: Rajab era una prostituta (Jos2:1); Rut se acostó con Booz en secreto (Rt3:4) y Betsabé se acostó con David estando casada con Urías (2S11:2-5). Pero la mujer que más nos interesa aquí es Tamar porque tuvo de su suegro Judá a Fares y a Zara (Gn38). Mientras que la mención a estas mujeres no cuadra con el dogma de un Jesús nacido de una virgen, sí encaja con nuestra hipótesis de una relación extramarital entre María y su suegro.

Dos genealogías distintas para Jesucristo
La hipótesis de que Jesús nació de una relación extramarital explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen dos genealogías distintas para Jesucristo. Se diferencian por la simple razón que las relaciones extramaritales hacen que unos linajes son verdaderos y otros supuestos. El marido de la madre de una criatura no es siempre el padre. Mientras que San Mateo ofrece la verdadera, por basarse en el principio ‘padre engendró a hijo’, la de San Lucas ofrece la supuesta porque empieza con: “era según se creía hijo de”.

Cuando San Lucas señala que Jesús era, según se creía, hijo de José, hijo de Helí, hijo de Mattat, etc. no sólo nos informa que la gente creía que Jesús era el hijo de José sino también que creía que José era el hijo de Helí y éste el hijo de Mattat, etc. Esto explica por qué San Mateo y San Lucas ofrecen dos padres distintos para José. El hecho de que, según San Mateo, Jacob engendró a José y, según San Lucas, se creía que José era hijo de Helí, nos informa que mientras Jacob era el padre biológico de José; Helí era el marido de la mujer que dió a luz a José.

Comparando ambas listas (véase el recuadro) vemos cómo, en varias ocasiones, la genealogía real en San Mateo y la supuesta en San Lucas se separan para luego volver a coincidir. ¿Cómo se explica? Pues porque un eslabón incorrecto en un árbol genealógico (cuando el marido de una mujer no es el padre biológico de su hijo) hace que a partir de entonces se siga el linaje equivocado. Regresando este linaje equivocado varias generaciones en el tiempo puede, sin embargo, volver a coincidir con el linaje real, ya que un hombre puede tener diferentes hijos. Aunque San Lucas ofrece después de José el linaje de Helí, el marido de su madre, en vez del linaje de Jacob, su padre biológico, este linaje equivocado vuelve a unirse con el linaje correcto de José gracias a que Natán (antepasado de Helí) y Salomón (antepasado de Jacob) eran ambos hijos de David.

Según San Lucas dos antepasados de Jesús tuvieron relaciones con su nuera.
Cuando comparamos la genealogía en San Lucas con las genealogías en el Génesis y en San Mateo descubrimos otros dos antepasados de Jesús que tuvieron una relación con su nuera, lo que significa que el caso de Jacob y María no debe sorprendernos tanto. Solo significa que es cierto que la historia se repite.

San Lucas ofrece una generación adicional entre Noé y Abraham. Mientras que San Mateo dice: “Arpaksad engendró a Sélaj…”; San Lucas explica: “hijo de Sala, hijo de Cainam, hijo de Arfaxad”. Como podemos suponer que San Lucas estaba familiarizado con las genealogías que aparecen en el Génesis, debemos preguntarnos qué quiere comunicar al incorporar una generación adicional entre Noé y Abraham.

Al empezar su genealogía con: “Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era, según se creía, hijo de José, hijo de Helí…”, San Lucas no sólo dice que se suponía que Jesús era hijo de José, sino también que José era hijo de Heli, etc. Mientras que el Génesis afirma que Arpaxad engendró a Sélaj, San Lucas dice que la gente creía que Sala era hijo de Cainam, y que creía que Cainam era hijo de Arfaxad. ¿Y a qué se puede deber esto, si no es al hecho de que Arpaksad (San Mateo y San Lucas escriben a menudo los mismos nombres de una forma diferente) tuvo primero a su hijo Cainam, y luego, cuando este se hizo adulto, a Sélaj (o Sala) de su nuera, o sea, de la mujer de Cainam?

San Lucas no solo da una generación adicional entre Henoc y Abraham, sino también entre Abraham y David. Mientras que, según San Mateo, Esrom engendró a Aram, y Aram engendró a Admíndab, según San Lucas se creía que Aminadab era hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom. Parece obvio que Arní y Aram son dos versiones del mismo nombre, y que esto nos indica que, al igual que Arpaksad engendró a Sélaj de la mujer de su hijo, Aram engendró a Aminadab de la mujer de Admín. Vemos así que también San Lucas parece haber sabido quién era el verdadero padre de Jesús.

Las genealogías en los evangelios se parecen a las del Génesis
Los diferentes casos de relaciones extramaritales, de endogamia y de incesto que hemos descubierto al estudiar las genealogías en el Génesis hacen que no debe sorprendernos que San Mateo nos indique que Jesús nació de una relación entre María y su suegro. Las genealogías en el Génesis para Set y Caín tienen mucho en común con las genealogías para Jesús en los evangelios de San Mateo y San Lucas: la de Set y la que ofrece San Mateo para Jesús son verdaderas, por basarse siempre en el principio ‘padre engendró a hijo’, y la de Caín y la que ofrece San Lucas para Jesús supuestas, por no hacerlo, al empezar el primero con: “Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dió a luz a Henoc..” y el segundo con: “…y era, según e creía, hijo de José, hijo de Helí…”.

Conclusión
Después de analizar los argumentos en contra y a favor de esta nueva hipótesis sobre el verdadero padre de Jesús ya no hay duda de que efectivamente el Evangelio de San Mateo indica que María tuvo a Jesús de su suegro. Sin embargo, lo que dice este evangelio no tiene necesariamente por qué ser la verdad. Si bien es un libro sagrado, es al mismo tiempo un libro como todos los demás y, por tanto, lo que dice puede o no ser cierto. Lo que sí debe quedar claro es que no hay ningún motivo para suponer que lo que hemos encontrado no es lo que su autor intenta transmitirnos.

4: Una profecía sobre una virgen que dará a luz a un hijo 


Aceptar que San Mateo insinúa que Jesús nació de una relación incestuosa entre María y su suegro –el incesto se refiere a la relación sexual entre personas a los cuales no se les está permitido casarse– no es fácil.  Aquellos cristianos que no se pueden imaginar el cristianismo sin el dogma de la concepción virginal de Jesús pueden suponer que este evangelista fue un herético que consiguió que su evangelio fuese aceptado como uno de los cuatro oficiales. Podrían entonces sugerir el deshacerse del Evangelio de San Mateo. Pero el problema es que, sin este evangelio, tampoco hay razones para suponer que Jesús nació de una virgen ya que ninguno de los otros evangelistas menciona nada al respecto.

El Evangelio de San Mateo dice, justamente después de ofrecer la genealogía de Jesús: 
“La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: “Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, que traducido significa: “Dios con nosotros.” Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dió a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.” (Mt1:18-24)
                                                                   
Como los demás libros no se refieren a la concepción virginal de Jesús, está claro que fue este texto,  hace muchos siglos, el que hizo pensar a las autoridades religiosas que Jesús nació de una virgen: no solo dice de María que se encontró encinta por obra del Espíritu Santo, sino también que se refiere a una profecía sobre una virgen. Una manera para demostrar que Jesús era el Mesías era aportar pruebas de que en él se habían cumplido varias profecías del Antiguo Testamento. San Mateo se refiere aquí a un texto del libro de Isaías: “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno” (Is7:14-15).
                                                             
Isaías no se refiere a una virgen, si no a una doncella. Sin embargo, debemos enseguida señalar que en muchas biblias sí encontramos que Isaías se refiere a una virgen. Pero esto se debe a una falsificación. Cuando las autoridades religiosas encontraron que este profeta no se refería a una doncella se llevaron una gran decepción. Como se habían convencido de que Jesús nació de una virgen y que este milagro demostraba que era el Mesías, enseguida supusieron que debía tratarse del error de un copista o de una falsificación hecha por unos judíos que no querían aceptar a Jesucristo como el Mesías. Por esta razón, cuando luego hicieron copias nuevas del libro de Isaías, cambiaron ‘doncella’ por ‘virgen’ para hacer coincidir el libro de Isaías con el Evangelio de San Mateo.

¿Cómo podemos estar seguros de que originalmente Isaías decía ‘doncella’ y no ‘virgen’ si no tenemos los textos originales? Cuando hay diferentes versiones la que mejor explica las demás suele representar la idea original. Además, en la Biblia judía encontramos ‘doncella’ y no ‘virgen’.

El cristianismo asocia la idea del nacimiento virginal de Jesús con la de ser libre de todo pecado, y, por tanto, con una vida que desde el principio fue ejemplar. Pero esto no cuadra en absoluto con lo que dice Isaías después sobre Emmanuel: “Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno.” Y tampoco encaja con lo que nos enseña la parábola de la mujer adúltera. El hecho de que diga: “Aquél de vosotros que esté sin pecado que tire la primera piedra” y que Jesús no la tire, demuestra que igualmente se consideraba un pecador (Jn8:1-8). Como el hecho de que fuese bautizado por Juan el Bautista, ya que éste bautizaba tras una confesión. (Mc1:4-9).


5: ¿Se equivocó San Mateo al traducir el libro de Isaías?


Aceptar que San Mateo insinúa que Jesús nació de una relación incestuosa entre María y su suegro –el incesto se refiere a la relación sexual entre personas a los cuales no se les está permitido casarse– no es fácil.  Aquellos cristianos que no se pueden imaginar el cristianismo sin el dogma de la concepción virginal de Jesús pueden suponer que este evangelista fue un herético que consiguió que su evangelio fuese aceptado como uno de los cuatro oficiales. Podrían entonces sugerir el deshacerse del Evangelio de San Mateo. Pero el problema es que, sin este evangelio, tampoco hay razones para suponer que Jesús nació de una virgen ya que ninguno de los otros evangelistas menciona nada al respecto.

El Evangelio de San Mateo dice, justamente después de ofrecer la genealogía de Jesús: “La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: “Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, que traducido significa: “Dios con nosotros.” Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dió a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.” (Mt1:18-24)
                                                                   
Como los demás libros no se refieren a la concepción virginal de Jesús, está claro que fue este texto,  hace muchos siglos, el que hizo pensar a las autoridades religiosas que Jesús nació de una virgen: no solo dice de María que se encontró encinta por obra del Espíritu Santo, sino también que se refiere a una profecía sobre una virgen. Una manera para demostrar que Jesús era el Mesías era aportar pruebas de que en él se habían cumplido varias profecías del Antiguo Testamento. San Mateo se refiere aquí a un texto del libro de Isaías:

“He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno” (Is7:14-15).
                                                             
Isaías no se refiere a una virgen, si no a una doncella. Sin embargo, debemos enseguida señalar que en muchas biblias sí encontramos que Isaías se refiere a una virgen. Pero esto se debe a una falsificación. Cuando las autoridades religiosas encontraron que este profeta no se refería a una doncella se llevaron una gran decepción. Como se habían convencido de que Jesús nació de una virgen y que este milagro demostraba que era el Mesías, enseguida supusieron que debía tratarse del error de un copista o de una falsificación hecha por unos judíos que no querían aceptar a Jesucristo como el Mesías. Por esta razón, cuando luego hicieron copias nuevas del libro de Isaías, cambiaron ‘doncella’ por ‘virgen’ para hacer coincidir el libro de Isaías con el Evangelio de San Mateo.
¿Cómo podemos estar seguros de que originalmente Isaías decía ‘doncella’ y no ‘virgen’ si no tenemos los textos originales? Cuando hay diferentes versiones la que mejor explica las demás suele representar la idea original. Además, en la Biblia judía encontramos ‘doncella’ y no ‘virgen’.
El cristianismo asocia la idea del nacimiento virginal de Jesús con la de ser libre de todo pecado, y, por tanto, con una vida que desde el principio fue ejemplar. Pero esto no cuadra en absoluto con lo que dice Isaías después sobre Emmanuel: “Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno.” Y tampoco encaja con lo que nos enseña la parábola de la mujer adúltera. El hecho de que diga: “Aquél de vosotros que esté sin pecado que tire la primera piedra” y que Jesús no la tire, demuestra que igualmente se consideraba un pecador (Jn8:1-8). Como el hecho de que fuese bautizado por Juan el Bautista, ya que éste bautizaba tras una confesión. (Mc1:4-9).

6: ¿Pretendío Jesús poner en evidencia a las futuras autoridades religiosas?

En el caso de que el Evangelio de San Mateo dijera la verdad, y Jesús nació realmente de una relación extramarital entre María y el padre de José, parece obvio que el enigma en San Mateo debe ser la obra de Jesús. ¿Quién, sino su madre, tendría esa información tan confidencial sobre su verdadero padre? El hecho de que ese libro fue escrito después de la vida de Jesús, no significa en absoluto que Jesús no puede haber sido el autor de esas genealogías.

El enigma en el Evangelio de San Mateo es tan ingenioso –primero hizo pensar a las autoridades religiosas que Jesús había nacido de una virgen, para muchos siglos más tarde revelar que su padre era también el de José– que es lógico suponer que sea la obra de un iluminado, y por lo tanto, que su autor fue Jesús.

Además, como las genealogías de San Mateo y San Lucas se parecen a las del Génesis para Set y Caín, la primera siendo verdadera y la segunda supuesta, podemos suponer que el autor de estas genealogías en el Nuevo Testamento descubrió los secretos en las genealogías del Antiguo Testamento. ¿Y de quién podemos esperar tal hazaña, sino de Jesús?

Tenemos así tres buenas razones para suponer que Jesús fue el autor del enigma en el Evangelio de San Mateo. Esto es algo que tener en cuenta cuando reflexionamos sobre las consecuencias de la revelación de este enigma. ¿Cuáles son? Una, es que invita a reflexionar sobre las razones que nuestros antepasados paganos tuvieron para convertirse al cristianismo. Es de suponer que muchos no entendieron el mensaje de Jesús, pero se dejaron impresionar por todo el ‘abracadabra’ con el que se asociaba al fundador de esta nueva religión. Para ellos, Jesús era un dios y lo que esperaban de un dios era que tuviera un nacimiento y una muerte sobrenatural; que en su persona se cumplieran ciertas profecías; y que realizara una variedad de milagros, etc. Hoy, tantos siglos después, vemos que muchos cristianos aún siguen interesándose más por los milagros que hizo Jesús y por las profecías que se cumplieron en él, que por sus ideas: la empatía con los pobres, la no-violencia, el aprovechar los talentos recibidos, el no juzgar para no ser juzgado con la misma medida, el no portarse como hipócritas, etc. La revelación de este enigma les anima a cuestionar por fin a estos milagros. Porque si su concepción virginal fue una mentira, ¿cómo pueden aún estar seguros de los otros milagros con los que asocian a Jesús?

Otra consecuencia es que demuestra que Jesús era un iluminado. Crear un enigma que primero hizo pensar a la gente que él había nacido de una virgen, para tanto tiempo más tarde revelar que no era así, es tan sumamente ingenioso que solo puede ser la obra de un iluminado.

Y aún otra consecuencia de la revelación de este enigma, y quizás la más importante, es que pone hoy en evidencia tanto a las autoridades de las tres religiones monoteístas como a las autoridades de los no creyentes que estudiaron esta obra. Pone en evidencia a las autoridades cristianas porque demuestra que hace muchos siglos, basándose en una mala interpretación del primer capítulo del primer libro del Nuevo Testamento, crearon un dogma que las generaciones siguientes aceptaron sin demasiado oposición; a las judías porque demuestra que Jesús había descubierto unos secretos en el Génesis que ellos aún hoy siguen ignorando; a las musulmanes, que también consideran que Jesús nació de una virgen (para ellos es un profeta, no el hijo de Dios), porque adoptaron una idea del cristianismo sin verificar su orígen; y a las autoridades de los no creyentes porque aunque presumen de estudiar la Biblia de una manera racional, no descubrieron el secreto del enigma en el Evangelio de San Mateo. Todos se dejaron engañar por lo que estos textos parecen decir, cuando realmente dicen otra cosa.

La revelación de este enigma nos enseña que Jesucristo no se fió ni de las autoridades judías ni de las autoridades cristianas y que ideó ese enigma expresamente para poner en evidencia, en algún momento del futuro, a las autoridades. ¿Pero por qué? Como Jesús, el fundador del cristianismo, era un iluminado, tiene que haber reflexionado mucho sobre las religiones y haberse dado cuenta tanto de lo bueno como de lo malo que conllevan.  Y al haberse reflexionado también sobre el orígen y la evolución de esas religiones tiene que haberse dado cuenta de que las religiones fundadas por un iluminado sufren mucho después de su muerte, porque sus discípulos, y los discípulos de estos discípulos, no están a la misma altura, y porque todas las profesiones que consiguen la admiración de la gente suelen atraer a gente que está interesada en el poder.

Lo bueno de las religiones es que animan a la gente a portarse bien y que ofrecen a los individuos la posibilidad de formar parte de una comunidad; lo malo es que a veces animan a la gente a portarse mal con la gente que no se porten bien –y que no ven en este comportamiento ninguna contradicción– y también que al unir gente en un grupo, les separan de otros grupos y, a veces, incluso les enfrentan a ellos.

Referente a los fieles de las diferentes religiones, es importante darse cuenta de que la mayoría no lo son por libre elección, sino porque nacieron dentro de una comunidad que profesa una determinada religión. Si estos fieles hubieron nacido en otra comunidad, profesarían otra religión. Esto significa que estas autoridades, que ahora defienden las tesis de una determinada religión, mientras critican a las demás, en el caso de haber nacido en otra comunidad, defenderían unas tesis que ahora critican.

Antes hemos señalado que los creyentes, en vez de tener fe en los dogmas de su religión, tienen fe en las autoridades religiosas que los defienden. Ahora tenemos que remarcar que formar parte de una comunidad es para muchos fieles muy importante. La necesidad de formar parte de una comunidad es a menudo tan fuerte que no se atreven a cuestionar lo que esto conlleva, y que por miedo de ser expulsados no se atreven a cuestionar o criticar las ideas y el comportamiento del grupo al que pertenecen.

Las diferentes religiones y filosofías dividen a la gente. El filósofo y teólogo suizo Hans Küng señala en su libro ‘Islam: Pasado, Presente y Futuro’: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones. No habrá diálogo entre las religiones si no se investiga los fundamentos de las religiones.” Como esto es una verdad como una casa, podemos estar seguros de que Jesús, un iluminado que la gente consideraba el Mesías –la persona que ayuda a la humanidad a recuperar la armonía– ya se había dado cuenta de ello hace 20 siglos. Al poner en evidencia a las autoridades religiosas obliga a los fieles a investigar los fundamentos de sus religiones y así tiende puentes entre los fieles de las diferentes religiones y filosofías.

En cierto momento, Jesús dijo: “La verdad os hará libres”. Cuando reflexionamos sobre nuestra relación con las ‘autoridades’, vemos que al poner fe en ellas menospreciamos nuestra propia razón y nos covertimos en sus esclavos. Hoy, al revelar sus secretos, el enigma que Jesús ideó nos hace libres. Y no solo hace libres a los fieles, sino también a todas las autoridades religiosas que trabajan para un mundo mejor, y para quienes los dogmas solo significan una carga que hace más difícil el contacto con toda esa gente que tiene otras religiones o filosofías.

Con la revelación del enigma en el Evangelio de San Mateo ha llegado el momento para estudiar las religiones de una manera racional y darnos cuenta tanto de las cosas buenas como de las cosas malas de las diferentes religiones y filosofías.

Los escépticos pueden opinar que las religiones son cosas del pasado y que la gente racional no las necesita. No tienen razón, en primer lugar porque ellos no son seres racionales –si lo fueron, al estudiar la Biblia hubieron descubierto sus secretos; si lo fueron, al reflexionar sobre la evolución humana se hubieron dado cuenta de que una sociedad que no vive en armonía, como la nuestra, está predestinada a autodestruirse–, y en segundo lugar porque sin las religiones hubieramos perdido los libros sagrados, algo que hubiera sido nefasto, porque la Biblia ofrece un ideal para el que luchar –un mundo mejor–, y sin ese ideal hubiera sido fácil convertirse en prisioneros del presente. Esto es lo que ha ocurrido ahora. Si hoy el mundo se enfrente otra vez a una crisis de nivel mundial, es porque nos hemos concentrado tanto en el presente, que no aprendímos de los errores del pasado.

Conviene también que los no creyentes se den cuenta de que su ‘fe’ en la ciencia se parece mucho en la ‘fe’ que los creyentes tengan en la religión. Por supuesto que no hay nada malo con la ciencia en sí, pero sí cómo la evaluamos. No tiene sentido pensar que en el futuro la ciencia nos va a solucionar todos los problemas, cuando hasta ahora ha servido básicamente para que cada vez más un porcentaje más alto de los recursos queden en las manos de un grupo más reducido de la población mundial. Además, el mal uso que hacemos de la ciencia ha hecho que nuestras armas se hicieran continuamente más sofisticadas hasta llegar a tal punto que hoy pueden causar la autodestrucción de toda la humanidad. 

7: Por qué ese enigma logró guardar sus secretos durante tanto tiempo   


Para entender cómo el enigma en el Evangelio de San Mateo logró guardar sus secretos durante tanto tiempo, debemos fijarnos tanto en las características de la persona que lo ideó, cómo en las de aquellas personas que leyeron o estudiaron las Escrituras Sagradas. De las razones distintas que enumeramos a continuación, las primeras tienen que ver con la persona que creó el enigma y las últimas con los que se enfrentaron a él.

-La persona que ideó el enigma era un iluminado.
-El enigma fue protegido por algunas personas dentro la iglesia.
-El enigma también fue protegido por algunas personas fuera de la iglesia.
-El enigma fue programada para revelarse sólo en un determinado momento.
-Una falta de humildad hace difícil evaluar las Sagradas Escrituras correctamente.
-Un sentimiento de inferioridad o superioridad condiciona la lectura.
-No nos hemos preguntado lo que su autor intenta transmitirnos.
-No reflexionar lo suficiente sobre el objetivo de esta obra.
-Dejarse guiar por lo que se supone que nos deben decir.
-No procesar toda la información de una manera óptima.
-Dejarnos influir por los prejuicios sobre este libro.
-Nuestros juicios morales condicionan la lectura.
-No reflexionar sobre la naturaleza de las cosas.
-Dar más importancia a la meta que al proceso.
-Aceptar fácilmente sistemas incoherentes.
-La Biblia misma crea falsas expectativas.
-Tener una visión lineal sobre la historia.
-Suponer que debe decir la verdad.
-Un mal uso de la crítica textual.
-Ignorar lo que no entendemos.
-Saber demasiado.

Si el enigma en el Evangelio de San Mateo ha guardado sus secretos durante tanto tiempo ha sido en primer lugar porque la persona que lo ideó era un iluminado y, como tal, sabía que los demás evaluaban cierta información de una manera defectuosa. Jesús se daba cuenta de que no procesamos toda la información de una manera óptima y que muchos factores condicionan nuestra lectura de las Escrituras Sagradas. Tomando en cuenta nuestros defectos, no le era tan difícil crear un enigma que primero hizo a las autoridades llegar a la conclusión que él había nacido de una virgen, para siglos más tarde revelar que en realidad había nacido de una relación extramarital entre María y su suegro.

Cuanto más estudiamos ese enigma, y cómo logró guardar sus secretos durante tantos siglos, cuanto más nos damos cuenta de que Jesús era un iluminado y de que nosotros no somos tan racionales como solemos pensar de nosotros mismos.

Hay pocas opciones para contar esas 14 generaciones
Al ofrecer esa información al final de su genealogía para Jesús sobre el hecho de que haya 14 generaciones entre Abraham y David, entre David y la deportación a Babilonia, y entre la deportación a Babilonia y Jesús, San Mateo nos invita a contarlas. Matemáticamente no hay muchas opciones para dividir esos nombres en grupos de 14. Como las únicas variables se refieren a incluir en cada nueva columna la última generación de la columna anterior –Abraham/David, David/Josías y Josías/José y Jesús–, o no hacerlo –Abraham/David, Salomón/Jeconías y Salatiel/hijo de Jesús–, es increíble que tantos estudiosos hayan aceptando una división que ni sigue la lógica de una ni de otra: Abraham/David, David/Josías y Jeconías/Jesús.

Es, en primer lugar, por aceptar con tanta facilidad sistemas incoherentes, que nadie más se ha dado cuenta de que San Mateo indica que Jesús nació de una relación entre María y su suegro. Es, por ejemplo, también por esa facilidad de aceptar sistemas incoherentes, que a la mayoría de la gente no les sorprende que los coches conducen a la derecha y los trenes a la izquierda, que unos libros llevan el título en el dorso de arriba abajo y otros al revés, y que el vocabulario de nuestros idiomas tienen muchas excepciones a las reglas generales.

Otra razón por aceptar esa división tradicional, pero incoherente, es que solemos dar más importancia a la meta que al proceso. Sabemos que al contar todas esas generaciones tenemos que llegar de alguna manera a Jesús y no nos importa demasiado cómo lo hacemos. Por esta razón no nos damos cuenta de que al animarnos a contar esas generaciones, San Mateo quiere que reflexionemos sobre la mejor forma para hacerlo.

Diferentes factores que condicionan nuestra lectura
Una razón importante por la que los que estudiaron la Biblia no se dieron cuenta de lo que el enigma en el Evangelio de San Mateo intenta decirnos, es que, en general, no reflexionaron lo suficiente sobre la naturaleza de los relaciones en sí, y, por tanto, ignoraron que las relaciones extramaritales hacen que unos linajes son verdaderos y otros supuestos. Esto hizo que no descubrieron los secretos en el Génesis y que luego tampoco se dieron cuenta de que las genealogías para Jesús en los evangelios de San Mateo y San Lucas se parecen a las de Set y Caín.

Otra razón es que esa gente que sí se daba cuenta de lo que conllevan las relaciones extramaritales, tenía tantos prejuicios sobre la Biblia y lo que se supone que esta obra intenta transmitir –que Jesús nació de una virgen, por ejemplo–, que ignoraron por completo que ésta hace una distinción entre linajes verdaderos y otros supuestos.

Aún otra razón es que no reflexionaron lo suficiente sobre el objetivo de esta obra. Los judíos esperaban que el Mesías fuera un descendiente de David. Si San Mateo remonta su genealogía hasta David, e incluso hasta Abraham, lo hace para demostrar que Jesús era el Mesías. Por esta razón debería ser obvio que según San Mateo, de alguna manera, Jesús debía ser un descendiente de David.

La suposición de que San Mateo se refiere a la concepción virginal de Jesús –al referirse a esa profecía en Isaías y al traducir ‘doncella’ por ‘virgen’ este evangelista crea una falsa expectativa– hizo que muchos no investigaron cómo Jesús podía ser un descendiente de David sin ser necesariamente el hijo de José, el marido de María.

Muchos estudiosos se dejaron también engañar porque suponían que en el pasado esta genealogía había dicho que José engendró a Jesús y que esto fué cambiado cuando el cristianismo adoptó el dogma de la concepción virginal de Jesús. Suponer que San Mateo se refiere a la concepción virginal de Jesús hace muy difícil ver que en realidad indica que Jesús nació de una relación extramarital entre María y su suegro. Esta suposición hace que entonces incluso ignoramos que las cuatro mujeres en esta genealogía para Jesús tuvieron todas relaciones extramaritales.

Saber mucho, no procesar bien toda información y la crítica textual
Otra razón por la que se ha ignorado durante tanto tiempo lo que el enigma en el Evangelio de San Mateo nos indica es que los que estudiaron la Biblia tenían mucha información a su alcance y que al no procesarlo bien, ésta solo crea más confusión.

En vez de investigar primero lo que San Mateo nos intenta decir, haciendo una lista con los nombres en el Evangelio de San Mateo y luego contarles, investigaron enseguida el origen de estos nombres y quién reinó cuando ocurrió la deportación a Babilonia. Aparentemente fue Jeconías, pero San Mateo dice:”Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.” Para los que estudian la Biblia no solo es difícil dar crédito a San Mateo porque asocia a Josías con la deportación a Babilonia, sino también porque estos nombres parecen haber sido elegidos al azar. A partir de David, esta lista ofrece los nombres de los reyes de Judea, pero omite algunos nombres. Éste es, por ejemplo, el caso de tres reyes consecutivos. Aunque existe una razón para omitir estos reyes –no siguieron a Yahveh–, es difícil suponer que el rey anterior a éstos era realmente el padre del que los sigue.

Esta información sobre los reyes de Judea y sobre quién reinó durante la deportación a Babilonia nos puede hacer dudar de que Jesús fuera realmente un descendiente de Abraham y de David, pero no cambia nada sobre el hecho de que San Mateo indica que Jesús nació de una relación extramarital.

Nuestros sentimientos condicionan la lectura
Debemos también señalar que nuestros sentimientos condicionan la lectura de la Biblia. No conviene leer las Escrituras Sagradas desde un sentimiento de inferioridad, porque entonces solemos aceptar ciertas ideas sin cuestionarlas. Y tampoco conviene hacerlo desde un sentimiento de superioridad, porque entonces solemos rechazar ciertas ideas cuando pensamos que contradicen la ciencia. La mejor forma de acercarnos a las Escrituras Sagradas es desde la humildad; desde la idea que quizás fueron escritos por unos iluminados que entendieron ideas que sus contemporáneos no podían entender.

La crítica textual y la confusión creada por las contradicciones
Los que estudiaron la Biblia hicieron también un mal uso de la crítica textual. Es cierto que no tenemos los textos originales y, por tanto, que no podemos estar seguros de lo que dice el Evangelio de San Mateo es lo que dijo originalmente. Pero esto no cambia nada sobre el hecho de que hoy indica que Jesús nació de una relación extramarital y de que esto no debe sorprendernos tomando en cuenta los secretos que hemos descubierto en el Génesis.         

Las supuestas contradicciones en las genealogías que encontramos en la Biblia han hecho también que muchos estudiosos no las tomaron en serio. Por no procesar bien esa información, no se daban cuenta de que San Mateo y San Lucas no se contradicen. Y por pensar que estas genealogías no tenían sentido preferían suponer que no tenían importancia.

Jesús y su obra
Todas esas contradicciones en el Nuevo Testamento fueron ideadas por Jesús. No solo ayudaron primero a crear su enigma y luego a protegerlo, sino que también nos animaron a reflexionar sobre ciertas cuestiones. Para entender, por ejemplo, cómo sus discípulos crearon una nueva religión, cuando él dijo en cierto momento que no había venido para cambiar la ley y en otro momento dijo a sus discípulos que no debían dirigirse a los gentiles, primero debemos reflexionar sobre el cometido de un Mesías. Solo entonces, nos daremos cuenta de que el cristianismo fue ideado como un caballo de Troya.



8: Deseos Navideños
                               
Si estos artículos sobre Jesús le han parecido interesantes, le rogamos que nos ayude a difundirlos incluyendo en sus deseos navideños de este año un link a este blog. Los siguientes textos le pueden servir para avisar a sus amigos y familiares:
                                                                                                                  
Cada 25 de diciembre los cristianos conmemoran el nacimiento virginal de Jesús. Sin embargo, un estudio del cristianismo antiguo concluye que no nació ese día, y otro, de las genealogías en los evangelios, que el dogma de la concepción virginal de Jesús viene de una mala interpretación de un mensaje críptico en el Evangelio de San Mateo y que en realidad este nos indica la verdadera paternidad de Jesús. Aún así le deseo unas felices fiestas.
                        navidadracional.blogspot.com / www.secretsinthebible.com

Usted ya sabía que los niños no nacen de una virgen. ¿Pero sabía usted también que el dogma de la concepción virginal de Jesús viene de una mala interpretación de un mensaje críptico en el Evangelio de San Mateo y que en realidad este nos indica quién es el verdadero padre de Jesús?
                        www.secretsinthebible.com / navidadracional.blogspot.com
                                                 
Ya sabes lo que opino sobre la religión,  pero acabo de leer en un blog unos artículos sobre el dogma de la concepción virginal de Jesús que me han sorprendido mucho. Te lo recomiendo: navidadracional.blogspot.com / www.secretsinthebible.com



Acabo de leer en un blog que el dogma de la concepción virginal de Jesús viene de una mala interpretación de un mensaje críptico en el Evangelio de San Mateo y que en realidad este nos indica quién es el verdadero padre de Jesús. Espero que las autoridades cristianas se pronuncien pronto sobre esta hipótesis. No tener que creer ya que Jesús nació de una virgen será un alivio cuando diga a la gente que soy cristiano. Te lo recomiendo: navidadracional.blogspot.com / www.secretsinthebible.com.